10. A LA ALTURA DE LOS MÁS GRANDES DEL CINE.

Como si fuera un personaje de las películas de Frank Capra (a investigar quién es Frank Capra), GIL PARRONDO y su bonhomía vital dejaron de existir a los 95 años la nochebuena de hace un par de años.



Gil Parrondo fue el primer español que recibió un oscar, y no sólo uno sino dos, en años seguidos. 

Los recibió por su trabajo de decorador, que era como a él le gustaba llamar a su oficio, en las películas Patton (1970) y Nicolás y Alejandra (1971), ambas dirigidas por Franklin J. Shaffner.También fue premiado con varios Goyas, trabajando con José Luis Garci de director y muchos más galardones. 




Apreciado y admirado por todo el universo del cine, parece mentira que de la miseria social, intelectual y cinematográfica de una España bajo la dictadura saliera gente con tanto talento. Talento y, desde luego, tanta capacidad de trabajo y esfuerzo. Hubo gente muy válida en el cine español, a pesar del desprestigio de un cine preso de penurias económicas y de falta de medios, constreñido en la ideología, o ausencia de ella más allá de lo faccioso de sus planteamientos, y falta de libertad. Pero Gil Parrondo y otros profesionales hacían un magnífico trabajo que casi nunca se ha reconocido y que incluso ha sido tratado de manera despectiva.  

Gil Parrondo fue un asturiano afincado en Madrid, un niño de la guerra madrileño. Como con otro grande de nuestra cultura moderna, Fernando Fernán Gómez, sus vivencias y amor al cine le vienen de esa época.

Decía que él era decorador. Le fastiadaba lo pomposo del nombre "Director Artístico" que dicen los anglosajones. Los estadounidenses han acuñado el término 'Director Artístico' o el encargado de 'Design Production' al responsable de coordinar la escenografía, localizaciones, ambiente, atrezzo, etc. de varias producciones a la vez o de una gran superproducción. Estos  Production Designer tienen a su cargo a los directores artísticos de esas películas que se ocupan más de cerca de los diversos aspectos escenográficos de cada film producido; por debajo de éstos estarían los constructores de decorados (set decorators), los que materializan esos decorados siguiendo las instrucciones de los anteriores y colaborando a fondo con ellos. Todo esto era Gil Parrondo para el modesto cine español. Hay diferencias en el modo de entender la escenografía en el teatro y en el cine; también esto se debe saber y enseñar en el sitio y momento adecuados. Entre otras cosas, puede ser fuente de trabajo para los interioristas.



Muy probablemente le hubiera correspondido gran parte de otros 'oscars' si no es por esa jerarquía que impone el cine americano, en el que production designer es la cabeza visible que acaba recibiendo todos los honores.

Sin los magníficos equipos técnicos y artísticos que funcionan en el cine americano, que también estudian y analizan la documentación histórica y ambiental imprescindible para realizar una película, Gil Parrondo se encargaba de todo ello en su trabajo. No tenía documentalistas como tales. Funcionaba su estudio y conocimiento profundo del país, su  historia y su geografía, el haber viajado incansablemente para elegir localizaciones reuniendo todo tipo de documentación, fotografías, noticias, imágenes, dibujos, etc. para desarrollar su trabajo e ir resolviendo los problemas que se plantean previos al rodaje, en la planificación, aunque también durante el mismo. Así lo reconocen numerosos directores de nivel internacional, extranjeros, que han rodado en España. Entre ellos Richard Lester, que entre otras dirigió las películas de los Beatles. 


 
Esa documentación y los dibujos de sus decorados las guardaba en carpetas con el nombre de las películas (Orgullo y pasión, Patton, Nicolás y Alejandra, Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, La caída del Imperio Romano, 55 días en Pekín, Viajes con mi tía, El Cid, Alejandro Magno [la de Richard Burton, la antigua], Mr. Arkadin, Robin y Marian, Las bicicletas son para el verano, Bearn o la sala de las muñecas, Begin the Beguinne, y muchas más, desde los años cincuenta hasta un par de ellas que hay sin estrenar). Otras carpetas con títulos como 'puentes', 'castillos', 'conventos', 'posadas', 'mercados', etc., guardaban documentación extensa y dibujos de estos elementos arquitectónicos que podían acabar siendo o inspirando escenarios para las peículas.



Su trabajo minucioso e incansable para dar con la ambientación de las escenas se completaba con un gran conocimiento de los almacenes de almoneda, sobre todo uno situado en la calle del Olmo, en pleno Madrid viejo. Allí encontraba todo lo necesario para la recreación de sus películas.

Gran y muy expresivo dibujante, estudió pintura y arquitectura en la Real Academia de San Fernando y se inició en el cine a inicios de los años cincuenta, de la mano del padre profesional de todos los escenógrafos españoles, Sigfrido Burmann. En aquellos años se trabajaba en varios estudios a la vez y en varias películas, aprovechando lo realizado para una película en otras posteriores después de la recomposición adecuada del decorado. Por aquel entonces llegó a España Orson Welles, para el que estuvo trabajando en Mr. Arkadin. 











Más tarde llego el productor Samuel Bronston y tras él los directores, técnicos y actores americanos e ingleses: Nicholas Ray, David Lean, Anthony Mann, Richard Lester, Franklin J. Shaffner, George Cukor, Ridley Scott..., para todos ellos trabajó Gil. La venida a España de los grandes productores estadounidenses buscando localizaciones y mano de obra barata para sus superproducciones, le llevo a trabajar con muchos de los más importantes directores de aquellos años, los cincuenta y sesenta. A él y a otros muchos técnicos y profesionales españoles, incluyendo actores, que demostraron su valía y que aprovecharon esa portunidad para segur mejorando y aprendiendo, lo que llevó a una primera internacionalización, aunque fuera muy modesta, del cine español. 




Gil Parrondo recreó las calles del Moscú de los zares en el barrio de Arturio Soria madrileño, llevó las nevadas estepas rusas a los campos de Castilla, reprodujó campos de batalla de las guerras mundiales en Almería y otros sitios, convirtió Jerez y Cádiz en La Habana. Con ingenio y mínima economía era capaz de resolver los problemas de costes para hacer creible la atmósfera que enmarcaba la acción de las escenas.



El cine en general, y desde luego el español y muchos de sus directores, tiene una deuda impagable con Gil Parrondo, pionero y estrella por méritos y talento propios. 


Os dejo dos enlaces de interés, un documental sobre su trabajo y una entrevista.
 
https://www.youtube.com/watch?v=reRkDEtpUpM
http://www.rtve.es/alacarta/videos/version-espanola/version-espanola-ninette/1548162/









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